CONTROVERSIAS
Fernando
Rospigliosi
El Alan García que conocí
En 2004 el Partido Aprista, por
iniciativa de Alan García (AGP) promovió y logró mi censura en el Congreso (en
la campaña del 2001 yo lo había criticado vehementemente). El 2005 AGP
preparaba su programa para las elecciones del siguiente año y me invitó a
presentar el tema de seguridad ciudadana en un evento de su partido.
Era una reunión con unas 15 personas y
empecé mi exposición diciendo que estaba allí gracias al presidente García,
tanto porque me había invitado a la reunión como porque había promovido mi
censura en el Congreso, de lo contrario seguiría siendo ministro del Interior y
no habría podido concurrir.
Alan, que era rapidísimo, me interrumpió
y dijo algo así: “claro que tienes que agradecérmelo, porque si hubieras
seguido en el gobierno de Toledo te habrías ensuciado con todos los escándalos
que han seguido apareciendo”. Todos nos reímos y la reunión siguió en un
ambiente relajado.
Al año siguiente apoyé su candidatura y
voté por él en la segunda vuelta, contra Ollanta Humala. Un dirigente aprista
me invitó a algún evento del final de campaña pero preferí mantener la
distancia. Rafael Rey y Ántero Flores Aráoz, que habían sido feroces críticos
de su primer Gobierno y que después habían participado en las acusaciones que
se le hicieron, si asistieron. Más adelante integraron su Gobierno, ambos como
ministros de Defensa. AGP no era un hombre de odios y rencores personales
eternos, valoraba la reconciliación. Rafael y Ántero comparten esa
característica.
En mi participación en los medios ya sea
en artículos o entrevistas durante su segundo Gobierno -que fue bueno, muy
superior al primero-, fui crítico, como corresponde. En octubre de 2008
denuncié los “Petroaudios” que luego provocaron una crisis política. Como
represalia, el Apra en el Congreso desempolvó una absurda acusación
constitucional que me había hecho un sujeto que responde al nombre de Jorge
Mufarech por haber suscrito dos convenios con Proética para luchar contra la
corrupción en el Ministerio del Interior, pero no lograron aprobarla, aunque
estuvieron cerca.
Después de su Gobierno conversé con AGP
unas pocas veces. Era inteligente, culto y, sobre todo, con sentido del humor.
La última vez que lo vi fue en el verano
de 2019. Estaba en uno de sus peores momentos. La campaña de demolición contra
él, encabezada por Martín Vizcarra y la coalición que lo respaldaba, había sido
exitosa. El 85% o 90% de la población lo abominaba, según las encuestas. Su
intento de asilarse en la embajada de Uruguay había fracasado. Estaba aislado.
Cuando me llegó, no dudé en aceptar la
invitación al Instituto de Gobierno que dirigía, a un panel sobre situación
política con Ántero Flores Aráoz y Ernesto Álvarez. Antes de la reunión
conversamos y nos reímos un rato, como siempre. No exteriorizaba la
preocupación que debería tener por el acoso judicial y mediático de que era
objeto.
Luego del evento y las fotos de rigor
-una de ellas, recortada para mostrarme solo a mí con AGP, fue usada luego por
un activista político que funge de periodista independiente para atacarme-,
hablamos brevemente y quedamos en conversar después. Nunca más lo vi.
Estaba en el extranjero cuando me enteré
de su suicidio. La noticia me sorprendió y apenó. Luego de leer “Metamemorias”
entendí que no se iba a dejar manosear y humillar por los fiscales politizados
al servicio de Vizcarra.
Una de las lecciones que dejó es que los
rencores, antipatías, resentimientos e inquinas personales no deben nublar los
sentimientos ni convertirse en criterios para definir el comportamiento
político.
Publicado en @LampadiaOficial 17/12/20
No se si los comunistas sean merecedores del perdón. Parte del ADN comunista es el odio acompañado de la venganza: Los marinos que intervinieron en los penales del Frontón viven en paz? Los militares del comando Chavin de Huantar, que liberaron a los rehenes de la embajada de Japón, creen hoy que actuaron bien, Fujimori (delincuente) lo persiguen porque cometio delitos o porque derrotó a Sendero Luminoso?
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