domingo, 16 de octubre de 2022

República y dictadura

República y dictadura

Fernando Rospigliosi

 

        Los romanos inventaron muchas cosas, entre otras la república, instaurada hace más de dos mil quinientos años luego del derrocamiento de la monarquía de los Tarquinos. En el 509 a.C. un nuevo sistema político, una república (res pública, la cosa pública), se instaló en Roma con algunas características innovadoras.

        Primero, los cargos de los gobernantes eran electivos. Segundo, no eran perpetuos sino renovables periódicamente. Tercero, los gobernantes elegidos eran responsables ante los electores por sus acciones. Cuarto, el poder estaba divido.

        Los romanos eran gente muy práctica que no solo crearon instituciones que han perdurado durante milenios, sino que sabían adaptarlas y mejorarlas. Por eso, pocos años después de la iniciación de la república, establecieron la dictadura, que no era una mala palabra como ahora.

        El motivo era muy obvio: cuando se producía una crisis, interna o externa, los mecanismos normales de la república no eran los adecuados para resolver esas dificultades y había que tomar medidas extraordinarias. De lo contrario, la república podía perecer o, peor aún, podía ser arrasada y desaparecer de la faz de la tierra, como de hecho ocurrió en el caso de muchos pueblos.

        Entonces se nombraba un dictador, un gobernante con poderes extraordinarios para resolver la crisis. Todos los otros magistrados estaban subordinados al dictador, pero no desaparecían. Y, muy importante, el dictador mantenía su autoridad por un tiempo limitado, seis meses, o hasta que resolviera el problema que había originado su designación.

        Ambas instituciones, la república y la dictadura, subsistieron en Roma poco menos de cinco siglos, hasta mediados del siglo I a.C., con el asesinato de Julio César y luego la instauración del imperio.

        El sistema republicano fue adoptado a lo largo de la historia por ejemplo, por Venecia, que de ser una pequeña aldea sobre el agua se convirtió en una potencia mundial y subsistió por casi un milenio. O por Siena, desde el siglo XII, república tomada como ejemplo por autores como Daron Acemoglu y James Robinson (“El pasillo estrecho”) y Niall Ferguson (“La plaza y la torre”).

        Y, por supuesto, la república fue el modelo que adoptaron los padres fundadores de la independencia norteamericana, que argumentaron a favor de la Constitución en “El Federalista”, en particular en el N° 10, redactado por James Madison. No es casualidad que los autores de “El Federalista” (Alexander Hamilton y John Jay, además de Madison) firmaran con el seudónimo “Publio”, en honor a Publio Valerio Publícola, uno de los fundadores y primeros cónsules de la república romana.

        Más recientemente, cuando ya dictadura se ha convertido en una mala palabra, Ozan Varol ha precisado que existen diferentes tipos de dictaduras, incluyendo aquellas que se instalan para derrocar a un gobierno autoritario con el fin de recuperar la democracia. (“El golpe de Estado democrático”, Harvard International Law Journal, Vol. 53, No. 2, 2012).

        No hace daño conocer la historia. Ni tampoco imaginar soluciones prácticas para resolver las crisis, como hicieron los romanos en los albores de la república.

Publicado en El Reporte, 16/10/22



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