El Partido Aprista Peruano, con casi un siglo de existencia está en uno de los peores momentos de su historia, mucho más complicado que en las feroces persecuciones de las décadas de 1930 o 1950, y de la más moderada pero igualmente complicada de la dictadura militar de la década de 1970.
En esas ocasiones el Apra tenía mucha mística y liderazgo. Hoy esas cualidades se han decolorado. En los 70 Víctor Raúl Haya de la Torre era conductor indiscutido de un equipo extraordinario, con Luis Alberto Sánchez, Armando Villanueva, Ramiro Prialé, Andrés Townsend y muchos otros políticos con conocimiento, capacidad intelectual y experiencia política práctica. Y una generación de jóvenes entre los que destacaban Alan García, Luis Alva Castro, Carlos Roca y varios otros.
La caída del Apra es un golpe a la institucionalidad democrática del país. Sería deseable que los dirigentes actuales recapaciten y sensatamente se pongan de acuerdo en recomponer el partido.
En esa época los partidos políticos -y sobre todo el Apra- reclutaban y formaban jóvenes militantes para que tomaran el relevo de las generaciones que se retiraban.
Yo asistí a una de las charlas de Víctor Raúl a un pequeño grupo de jóvenes no apristas, invitado por mi compañero de universidad Raúl Haya de la Torre, sobrino del líder, a principios de los 70. El local de Alfonso Ugarte bullía de gente y el Jefe iba todos los días, daba conferencias y dirigía actividades. Eso en una época en que la actividad política partidaria estaba prácticamente proscrita y cuando no había elecciones, ni cargos públicos a los que aspirar y el Apra era el blanco de los ataques diarios de la dictadura (“Apra, ultra, CIA, la misma porquería”, era la consigna oficialista).
Medio siglo después los partidos políticos casi se han extinguido y la política es más personalista aún que antes.
El Apra es uno de los pocos partidos que conservaba algo de organización e institucionalidad. Ahora que está a punto de perder la inscripción oficial -en parte por sus propios problemas internos, en parte por las absurdas trabas burocráticas electorales-, le va a ser muy difícil recuperarse.
Tanto porque la situación ha cambiado y hoy día la política y los partidos son rechazados y despreciados por una parte importante de la población, como por el hecho que el Apra carece de un liderazgo claro, condición indispensable para reconstituirse en los tiempos presentes.
Los dos líderes más visibles, Jorge del Castillo y Mauricio Mulder, no se llevan bien entre ellos y difícilmente pueden unificar las tendencias, como lo hicieron Víctor Raúl y Alan García en su momento. La desaparición de este último ha sido un golpe durísimo. Si él siguiera al frente probablemente no habría ocurrido lo que acaba de suceder.
En suma, la caída del Apra es un golpe a la institucionalidad democrática del país. Sería deseable que los dirigentes actuales recapaciten y sensatamente se pongan de acuerdo en recomponer el partido, para que pueda contribuir a superar una de las más graves crisis de las últimas décadas.
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https://elreporte.com/2021/01/17/el-dificil-futuro-del-apra