domingo, 17 de enero de 2021

El difícil futuro del Apra

 


OpiniónDomingo, 17 de enero de 2021
El difícil futuro del Apra
Fernando Rospigliosi
Analista Político

El Partido Aprista Peruano, con casi un siglo de existencia está en uno de los peores momentos de su historia, mucho más complicado que en las feroces persecuciones de las décadas de 1930 o 1950, y de la más moderada pero igualmente complicada de la dictadura militar de la década de 1970.

En esas ocasiones el Apra tenía mucha mística y liderazgo. Hoy esas cualidades se han decolorado. En los 70 Víctor Raúl Haya de la Torre era conductor indiscutido de un equipo extraordinario, con Luis Alberto Sánchez, Armando Villanueva, Ramiro Prialé, Andrés Townsend y muchos otros políticos con conocimiento, capacidad intelectual y experiencia política práctica. Y una generación de jóvenes entre los que destacaban Alan García, Luis Alva Castro, Carlos Roca y varios otros.

La caída del Apra es un golpe a la institucionalidad democrática del país. Sería deseable que los dirigentes actuales recapaciten y sensatamente se pongan de acuerdo en recomponer el partido.

En esa época los partidos políticos -y sobre todo el Apra- reclutaban y formaban jóvenes militantes para que tomaran el relevo de las generaciones que se retiraban.

Yo asistí a una de las charlas de Víctor Raúl a un pequeño grupo de jóvenes no apristas, invitado por mi compañero de universidad Raúl Haya de la Torre, sobrino del líder, a principios de los 70. El local de Alfonso Ugarte bullía de gente y el Jefe iba todos los días, daba conferencias y dirigía actividades. Eso en una época en que la actividad política partidaria estaba prácticamente proscrita y cuando no había elecciones, ni cargos públicos a los que aspirar y el Apra era el blanco de los ataques diarios de la dictadura (“Apra, ultra, CIA, la misma porquería”, era la consigna oficialista).

Medio siglo después los partidos políticos casi se han extinguido y la política es más personalista aún que antes.

El Apra es uno de los pocos partidos que conservaba algo de organización e institucionalidad. Ahora que está a punto de perder la inscripción oficial -en parte por sus propios problemas internos, en parte por las absurdas trabas burocráticas electorales-, le va a ser muy difícil recuperarse.

Tanto porque la situación ha cambiado y hoy día la política y los partidos son rechazados y despreciados por una parte importante de la población, como por el hecho que el Apra carece de un liderazgo claro, condición indispensable para reconstituirse en los tiempos presentes.

Los dos líderes más visibles, Jorge del Castillo y Mauricio Mulder, no se llevan bien entre ellos y difícilmente pueden unificar las tendencias, como lo hicieron Víctor Raúl y Alan García en su momento. La desaparición de este último ha sido un golpe durísimo. Si él siguiera al frente probablemente no habría ocurrido lo que acaba de suceder.

En suma, la caída del Apra es un golpe a la institucionalidad democrática del país. Sería deseable que los dirigentes actuales recapaciten y sensatamente se pongan de acuerdo en recomponer el partido, para que pueda contribuir a superar una de las más graves crisis de las últimas décadas.

Publicado en

https://elreporte.com/2021/01/17/el-dificil-futuro-del-apra

jueves, 14 de enero de 2021

La justicia patas arriba

CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

La justicia patas arriba

  

El caso del chofer que atropelló intencionalmente a una inspectora de ATU y se dio a la fuga, fue atrapado por la policía y dejado en libertad por la fiscalía, es uno de los tantos casos que muestra que la justicia en el Perú está patas arriba.

Hace poco, dos cabecillas terroristas del Vraem que habían sido capturados el 12 de julio de 2019 cuando -según la policía- se disponían a atacar una comisaría en Huancavelica, fueron liberados por el Poder Judicial por exceso de carcelería. En este caso la culpa es tanto de la fiscalía que no presentó acusación luego de dieciocho meses, como de los jueces que pudieron haber extendido la prisión preventiva.

Según el especialista Pedro Yaranga, uno de los capturados era un mando importante, “a nivel militar, era el segundo hombre [del grupo de los Quispe Palomino], que planificaba las emboscadas, las incursiones armadas. Él es detenido por un trabajo eficiente de la policía en las vísperas de lo que tenía previsto incursionar en una comisaría y hacer un baño de sangre con 18 hombres”. (“RPP Noticias”)

La incompetencia de los operadores del sistema judicial es nefasta y todas las reformas que se han intentado hasta ahora han fracasado. Peor aún, muchas veces no han tenido como propósito real mejorar las cosas sino controlar políticamente el sistema, como la última que realizó Martín Vizcarra y la coalición que lo respaldaba.

Otros casos escandalosos son los de los disturbios de los últimos meses. Tanto en las manifestaciones promovidas por los vizcarristas, incluyendo al Partido Morado y todas las tendencias izquierdistas contra Manuel Merino, como en los bloqueos de carreteras en Ica y La Libertad, donde los vándalos cometieron delitos sancionados con prisión efectiva, no hay –que se sepa- detenidos ni procesados.

Los únicos acusados, tanto por el Gobierno de Francisco Sagasti como por sus cófrades de organismos internacionales, son los policías que arriesgaron su vida para cumplir su deber e intentar mantener el orden.

Es indignante, por ejemplo, el reporte de la oficina de DDHH de la ONU que dirige Michelle Bachelet que señala que en noviembre la policía hizo “un uso innecesario y excesivo de la fuerza”. En realidad, la policía se defendió a duras penas de la turba violenta, sin contar con los instrumentos adecuados, a pesar de lo cual impidió que los vándalos hicieran los que las muchedumbres realizaron en el Capitolio de Washington o el Congreso de Guatemala.

Dicen, además, que “las personas tienen derecho a reunirse pacíficamente” y que la policía las atacó con violencia. Eso, por supuesto, es absolutamente falso. Primero, la policía no disolvió a los manifestantes pacíficos, solo se defendió de los violentos. Y segundo, de acuerdo al estado de emergencia decretado por Vizcarra, todo tipo de concentraciones estaba terminantemente prohibido y nadie tenía derecho a reunirse.

En suma, la tendencia es la misma, el desastroso sistema de justicia peruano sigue protegiendo a los delincuentes.   

Publicado el 14/1/21 en @LampadiaOficial

domingo, 10 de enero de 2021

Otro zarpazo del populismo

 Otro zarpazo del populismo

Fernando Rospigliosi
Analista Político


Las imágenes de una turba invadiendo violentamente el Congreso de los Estados Unido para anular una elección legal, es algo que muchos no imaginamos ver nunca. Pero ocurrió. Y pudo suceder, sin duda, porque fue promovida y alentada por el mismísimo presidente de los EE.UU., Donald Trump.

Desde hace algún tiempo han ido apareciendo signos inquietantes de este fenómeno en todo el mundo, pero recién es en los últimos cuatro o cinco años que se está cobrando conciencia de la dimensión de la amenaza populista.

No es para menos. Trump se hizo famoso no por sus logros políticos sino por el reality show que condujo por varios años (nada que envidiar a Tiririca o Grillo).

En 2010, en Brasil, un payaso se lanzó como candidato a diputado diciendo que el no sabía nada del Congreso, pero si lo elegían se lo contaría a sus electores. Tiririca obtuvo millones de votos -es el segundo más votado en la historia de ese país- y sigue siendo diputado ahora.

El 2009 el cómico italiano Beppe Grillo fundó el movimiento Cinco Estrellas y el 2013 su partido obtuvo la mayor cantidad de votos en el Parlamento.

En varios otros lugares las cosas han ido peor cuando líderes populistas se han hecho del poder y han abusado de él. Y no solo se trata de Venezuela, sino de Turquía, Polonia, Hungría y un inquietante etcétera.

Lo de los Estados Unidos es paradigmático, no solo porque se trata de la democracia más antigua -y más sólida del mundo-, sino por el papel decisivo que han jugado en la defensa de la democracia en las dos guerras mundiales, en la derrota del comunismo y en su valor como ejemplo al resto de países y pueblos.

Hoy día se han convertido en blanco de las burlas de todos los dictadores del planeta, desde los ayatolas iraníes hasta los sátrapas venezolanos.

No es para menos. Trump se hizo famoso no por sus logros políticos sino por el reality show que condujo por varios años (nada que envidiar a Tiririca o Grillo). Estuvo inscrito en el Partido Demócrata, pero postuló por el Partido Republicano (¿suena conocido?).

Y captó mejor que nadie el enorme descontento de la población con los políticos y con las élites, así como la enorme frustración por el estancamiento de la mejora del nivel de vida de mucha gente.

Finalmente, se negó como cualquier caudillo populista, a reconocer su derrota y trató de enquistarse en el poder a la mala. La democracia norteamericana ha demostrado suficiente solidez, hasta ahora, para resistir el zarpazo populista. Pero a estas alturas nadie sabe hasta cuando lo hará.

Otrosí digo. Como suele ocurrir, los que acá apoyaron el populismo de Martín Vizcarra, su golpe inconstitucional al disolver el Parlamento, y la violencia de las turbas que intentaron asaltar el Congreso y que derrocaron a Manuel Merino, censuran el populismo de Trump, no porque es populismo, sino porque es de derecha. No son realmente demócratas, son izquierdistas oportunistas.

Publicado en @reporte_peru el 10/1/21


jueves, 7 de enero de 2021

La fractura de la coalición

CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

La fractura de la coalición

 

        Las críticas de varios connotados vizcarristas a su ex líder no deberían sorprender tanto. El problema que tienen es que con su inesperada postulación al Congreso, Martín Vizcarra amenaza con dividir los votos de esa coalición en las próximas elecciones, en las que se sentían seguros ganadores con algunos de los varios candidatos que tienen.

        En efecto, cuatro o cinco de los candidatos de esa coalición están en lugares expectantes de las encuestas. El mejor de los escenarios para ellos es, naturalmente, que dos de su grupo lleguen a la segunda vuelta, con lo cual tendrían asegurado un Gobierno que sea la continuidad de los de Vizcarra y Francisco Sagasti, probablemente profundizando su tendencia hacia la izquierda, destruyendo los pilares del crecimiento económico de las últimas décadas y quizás enrumbando al país en el desastroso camino de otros países de la región.

        Ahora con Vizcarra en la competencia esa posibilidad se debilita pues, si son ciertos los sondeos que se han publicado, el ex presidente podría obtener una importante votación a costa de otros postulantes de la coalición, aunque no le alcanzaría, por supuesto, para que su impresentable candidato a la presidencia entre a la ronda final.

        Es decir, la segunda vuelta podría estar al final entre uno de los candidatos de la coalición que ha gobernado (y sigue en el poder ahora), y otro que defienda el libre mercado, la democracia y -eso es lo más importante para muchos de ellos- no esté dispuesto a seguirles permitiendo disfrutar de las millonarias prebendas estatales de las que se han acostumbrado a vivir.

        Además Vizcarra, oportunistamente como siempre, se ha izquierdizado y ahora propone una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución. Ese es un tema que divide a esa coalición, pues aunque algunos de los más extremistas siempre lo han pretendido, no todos están de acuerdo.

        En suma, empezando esta accidentada e irregular campaña electoral, la situación se ha complicado para la coalición gobernante que, sin embargo, ha mostrado una enorme versatilidad para adaptarse y permanecer aferrada a la teta estatal, al tiempo que va minando las bases del progreso.

Publicado en @LampadiaOficial el 7/1/21


       

domingo, 3 de enero de 2021

Lo peor podría estar por venir

CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

Lo peor podría estar por venir

 

        Muchos han despedido el aciago 2020 con alivio. Un año desastroso en todo sentido, en el que debido a la incompetencia y corrupción del Gobierno de Martín Vizcarra el Perú se convirtió en el país con más muertos por millón de habitantes en el mundo y con uno de los peores desempeños económicos en el planeta. Pero se equivocan si creen que hemos tocado fondo. Las cosas podrían empeorar. Y mucho.

        La razón es muy sencilla. Lo que he denominado la coalición vizcarrista, que se las arregló para derrocar a Manuel Merino y seguir gobernando con Francisco Sagasti, tiene muchas posibilidades de hacerse del poder en las elecciones de este año.

        Esa coalición integrada por políticos, medios de comunicación, ONGs, estudios de abogados, intelectuales, consultores, opinólogos, etc. ha demostrado una enorme versatilidad y capacidad de adaptación.

        El ejemplo más cercano es el de Vizcarra, al que observaron con desconfianza pues llegó al poder aliado con el fujimorismo y desbancando a su jefe PPK, al que traicionó sin escrúpulos, y con el cual ellos ya se habían acomodado. Pero muy pronto se aliaron con Vizcarra y se olvidaron de PPK.

        Fue una alianza de intereses, como toda coalición. Destruyeron a la oposición, cerraron ilegalmente el Congreso, usaron descaradamente el sistema judicial para perseguir a los adversarios y protegerse ellos -sobre todo a Vizcarra- y concentraron el poder. Se siguieron beneficiando impúdicamente de la publicidad estatal, de los puestos públicos, las consultorías, etc. que es finalmente la argamasa que une a la coalición.

        En suma, Vizcarra y esa coalición se usaron y beneficiaron mutuamente y a ellos les ha ido muy bien mientras al Perú le ha ido muy mal.

        El resultado para el país ha sido calamitoso. A lo señalado al principio se ha añadido el desenfreno populista, tanto del Congreso que la coalición vizcarrista le regaló al país, como del Gobierno (el actual y el anterior), y el incentivo a que turbas violentas se apoderen de calles y carreteras, sumado por supuesto al maltrato a la Policía Nacional por Sagasti y sus secuaces.

        Hoy día la probabilidad de que esta misma coalición gane las elecciones -por las buenas o por las malas- es muy alta. Es decir, por lo menos cinco años más de lo que hemos vivido en el último tiempo: pésima gestión gubernamental, mucha corrupción y progresiva destrucción de los pilares del crecimiento económico de las últimas décadas.

        Los más izquierdistas dentro de esa coalición son los que más avanzan, tienen iniciativas y decisión. Y sinvergüenzas como Vizcarra no tienen problema en sumarse a ellos. Por ejemplo, ahora también quiere una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución. (“La República”, 2/1/21).

        Todavía hay posibilidad de detenerlos e impedir que terminen de arruinar el país. No será fácil, pero hay que intentarlo y sumar fuerzas para ello.


Publicado en El Reporte el 3 de enero de 2021

https://elreporte.com/2021/01/03/lo-peor-podria-estar-por-venir