En un reciente post, Gustavo Gorriti reconoce lo que señalé hace poco, la “estrechísima relación que lo une a funcionarios y ex funcionarios de Odebrecht acusados de corrupción”. Al final de su artículo admite su “posible” relación con Odebrecht, “una compañía que se encuentra ahora en profundo proceso de reforma y que hoy colabora plenamente en la tarea de identificar la corrupción y los corruptos”. (IDL-R, “Hipócritas y bribones”, 23.1.19, subrayado mío).
Nadie ha declarado un amor tan ardiente a Odebrecht en los últimos tiempos en el Perú.
Por supuesto, sería recibido con carcajadas sino fuera indignante que intente falsificar la realidad de esa manera. Odebrecht no está colaborando plenamente más que con sus intereses, está ocultando todo lo que puede esconder y diciendo solo lo estrictamente indispensable para salvaguardar sus beneficios, ayudada, lamentablemente, por un sistema judicial ineficaz y débil cuando no deshonesto, una prensa complaciente, y políticos y empresarios corruptos que quieren evadir sus responsabilidades.
Naturalmente, eso es lo que puede esperarse de una empresa en esa situación, igual que de cualquier persona o grupo atrapado con las manos en la masa en varios delitos graves. El asunto es si el coro de fiscales, jueces, políticos, periodistas y empresarios que hoy tienen el poder les permite salir bien librados, con el menor costo posible para ellos, o si se les presiona para obtener realmente toda la información necesaria y hacer que paguen las reparaciones imprescindibles por los daños causados al país. Hasta ahora, estamos observando la primera alternativa.
No solo la declaración de amor delata a Gorriti. Como ya lo puse en evidencia antes (“Con información de Odebrecht Gorriti ataca a críticos”, blog huevosdeesturion.blogspot.com, 17.2.19), usa información que solo Odebrecht tiene y que no por casualidad le está proporcionando. Y no solo los impolutos y virtuosos actuales directivos de esa empresa, según Gorriti, sino los anteriores, los que hoy están procesados por corrupción y han aceptado judicialmente una mínima parte de sus fechorías.
Un ejemplo más, a los ya señalados en el post citado. Gorriti dice que luego de enviar la propuesta de CHS S.A. –empresa de la que era consultor- para análisis de conflictos “Rospigliosi visitó las oficinas de Odebrecht donde fue recibido por dos ejecutivos a quienes expuso su ´propu´.” Es otra mentira de Gorriti, nunca expuse esa propuesta enviada por correo electrónico en enero de 2009, que no fue aceptada por el mismo medio. Lo que si es cierto es que el 2008 fui a la oficina de Odebrecht –la única oportunidad que la visité- invitado a una presentación sobre las presuntas virtudes del gasoducto del sur. Odebrecht acababa de asociarse a Kuntur, que había desarrollado un proyecto para construir con dinero privado el gasoducto y luego cobrar por el transporte del gas a los usuarios. (La República, "Kuntur y Odebrecht se unen por el gasoducto al sur", 27 agosto 2008). Esa presentación fue realizada con un power point por un funcionario y fue una de varias que efectuaron a los llamados “líderes de opinión”.
Gorriti miente y tergiversa el propósito de esa visita, usando maliciosamente información que solo un ex funcionario de Odebrecht, el mismo que me invitó a esa presentación, puede haberle proporcionado. También publica el correo electrónico de enero de 2009, tachando el nombre del ex funcionario que lo recibió y que obviamente es el que se lo ha entregado. Y no son empleados de la “nueva”, virtuosa, pulcra y purificada empresa, sino de la de siempre.
Esos y otros documentos publicados por Gorriti en el post mencionado muestran de manera inequívoca que está siendo provisto de proyectiles por los ex funcionarios de Odebrecht para intentar desacreditar a los críticos del acuerdo con esa empresa, que algunos consideran lesivo a los intereses del Perú y descaradamente beneficioso a Odebrecht.
Otra de las ridiculeces que escribe Gorriti, es que el 2009 todo el mundo sabía que Odebrecht era una empresa corrupta. Esa es otra de sus mentiras. Como gran evidencia dice que una funcionaria de Contraloría había planteado objeciones a un contrato de Odebrecht. En verdad, la Contraloría plantea miles de objeciones y observaciones a contratos y eso no implica necesariamente que las empresas observadas sean corruptas. La realidad es que Odebrecht no tuvo problemas hasta que estalló el escándalo Lava Jato en Brasil, muchos años después.
De hecho, en 2014, el gobierno de Ollanta Humala y Nadine Heredia –auspiciado, apoyado y respaldado por Gorriti- le entregó en un discutido proceso precisamente el Gasoducto del Sur, esta vez como obra pública (la más costosa de la historia, más de siete mil millones de dólares) a Odebrecht. ¿A una empresa qué todos sabían que era corrupta?
Por último, otra mentira de Gorriti -¿alguna vez dirá una verdad?- es que yo trabajo con Alan García: “él, que trabaja ahora con Alan García, el amigo cercano de Jorge Barata”.
Por supuesto, es falso. No trabajo, ni he trabajado nunca con García. Tramposamente también, Gorriti presenta como “evidencia” una foto recortada en la que aparezco al lado de García. En verdad, en la foto están también Ántero Flores Araóz –ex ministro de Defensa y ex presidente de la Cámara de Diputados-, Ernesto Álvarez -ex presidente del Tribunal Constitucional- y Delia Muñoz, ex procuradora del Ministerio de Justicia. Los cuatro participamos en un evento conducido por García en el Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín de Porras en enero de este año.
He sido crítico de García durante sus dos gobiernos, cuando era poderoso, casi omnipotente y temido por muchos. Ahora que carece casi por completo de poder, aislado y con una inmensa mayoría que lo repudia, no me niego a acudir a un evento que el conduce. Soy un crítico del poder, no un franelero del gobierno de turno.