jueves, 30 de diciembre de 2021

Lenin y Hitler, vidas paralelas

 CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

Lenin y Hitler, vidas paralelas

 

        Aunque sus seguidores se aborrecen, Vladimir Ilich Ulianov y Adolfo Hitler tienen enormes similitudes.

        Ambos tuvieron una desmedida ambición de poder y con una poderosa voluntad lograron objetivos que nadie hubiera podido creer que obtendrían, provocando, cuando alcanzaron sus propósitos, catástrofes espantosas e inenarrables sufrimientos a millones de seres humanos.

Ambos murieron relativamente temprano, Lenin a los 53 años y Hitler a los 56. Si bien no eran asexuados, no tuvieron una vida libertina como muchos otros caudillos y dictadores: Lenin solo tuvo una esposa, Nadezhna Krúpskaya y una amante, Inessa Armand; a Hitler se le conoce a Eva Braun, con quien se casó en vísperas de su suicidio. Ninguno tuvo hijos. Todas sus energías y pasiones se volcaron a la política y a su irrefrenable ambición de poder.

Ambos también eran moderados en otros placeres mundanos como el comer y beber: Hitler era vegetariano, abstemio y no fumaba. Lenin no era tan radical, pero estaba cerca. Ambos estaban muy ideologizados y creían fanáticamente en ciertas ideas, querían reestructurar el mundo de acuerdo a sus utopías. Ambos vivían íntegramente para la política y enfermaban como consecuencia de los altibajos de la misma: dolores de cabeza, malestares estomacales, etc.

A pesar ser individuos ideologizados y fanatizados, eran absolutamente oportunistas y capaces de las más inverosímiles alianzas si las consideraban necesarias para su sobrevivencia política. Eran capaces de pactar con sus peores enemigos para lograr sus fines, táctica que, por supuesto, criticaban ferozmente cuando la usaban sus adversarios.

Eran totalmente inescrupulosos y carentes de empatía. No solo ordenaron asesinatos masivos a los esbirros que los secundaban, sino directamente crímenes atroces, como el asesinato dispuesto por Lenin del Zar Nicolás II, su esposa, sus 5 hijos adolescentes y menores de edad y los criados, en julio de 1918. O el asesinato dirigido por Hitler de su antiguo compañero Ernst Rhöm y varios de sus secuaces en la Noche de los Cuchillos Largos, en junio de 1934.

Ambos jugaron un papel decisivo en dos de los acontecimientos más importantes del Siglo XX, la revolución rusa y la Segunda Guerra Mundial. Cuando en febrero de 1917 el Zar de Rusia fue derrocado y se estableció un gobierno provisional, todos los partidos opuestos a la autocracia estaban de acuerdo en establecer un gobierno democrático, incluyendo a los Socialistas Revolucionarios (partido campesino) y los marxistas bolcheviques y mencheviques. Los marxistas sostenían que la revolución debería ser por etapas, una primera democrático burguesa y luego, cuando se hubiera desarrollado el capitalismo, la segunda etapa socialista. Esta teoría también había sido argumentada por Lenin. Así, todos respaldaban al gobierno provisional y querían una asamblea constituyente que estableciera un régimen democrático burgués. Esto comprendía a los bolcheviques, que sostuvieron eso hasta abril de 1917.

Lenin vivía en Suiza cuando estalló la Primera Guerra Mundial, y cuando cayó el Zar solo tenía una forma de llegar a Rusia, a través de Alemania que estaba en guerra con su país. Lenin negoció con diplomáticos alemanes en Suiza que le brindaron un tren especial, a él y otros revolucionarios rusos, para que atravesaran Alemania y llegaran a Finlandia, desde donde se trasladó a Petrogrado, la capital. Así, Lenin se alió directamente con el Estado Mayor alemán –que en la práctica era el que gobernaba Alemania-, lo más reaccionario del imperialismo mundial, para llegar a Rusia y propiciar la derrota de su país. Los militares alemanes querían provocar un mayor caos en un país enemigo, y lo lograron. (Stéphane Courtois, “Lenin: El inventor del totalitarismo”)

Esa alianza de Lenin, en cualquier época y parte del mundo, se califica como traición a la patria y tiene la pena de muerte como consecuencia. Lenin no dudó ni un momento en aliarse con los alemanes, de los cuales había recibido subvenciones económicas antes a través de Parvus, un marxista enriquecido con negocios especulativos. (Robert Service, “Lenin. Una biografía).

Ya en Rusia, con sus “Tesis de abril”, abandonó todas las teorías que el mismo había formulado y encarriló a los bolcheviques a asaltar el poder. Vio sagazmente que en medio del caos eso era posible. Y lo logró con un golpe de mano el 25 de octubre (7 de noviembre en el nuevo calendario). Sin Lenin muy probablemente no se hubiera producido la revolución comunista. En ese momento nadie, ni los bolcheviques se la proponían. (Fernando Rospigliosi, “La revolución que cambió el mundo”, El Comercio 4/11/17 https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/revolucion-cambio-mundo-fernando-rospigliosi-noticia-471106-noticia/).

En 1939 nadie quería la guerra. Los que después fueron los aliados, hicieron las más asombrosas concesiones a Hitler para evitarla. Los políticos de los países democráticos eran conscientes que sus pueblos, traumatizados por la guerra anterior, no la querían. Y el dictador totalitario de la URSS se sabía demasiado débil para una contienda de esa magnitud. El pueblo alemán tampoco quería la guerra (William Shirer, “Diario de Berlín.1934-1941”), ni los altos mandos militares, ni siquiera los capitostes nazis (Ian Kershaw, “Hitler”). Solo Hitler, con su diabólica astucia y su delirante fanatismo, fue capaz de conducir a Alemania a otra guerra que todos querían evitar.

Y aquí, Hitler realizó también un pacto inaudito: en agosto de 1939 se alió con Stalin –el cabecilla de lo que denominaba gobierno “judeo bolchevique”, lo más aborrecible en el mundo- para repartirse Polonia y recibir materias primas de la URSS que por casi dos años le permitieron abastecerse para luchar contra sus enemigos occidentales y prepararse para asaltar a la propia URSS.

A estos personajes les calza lo que decía Nicolás Maquiavelo, sin la ocasión, su habilidad sería inútil y sin sus destrezas, la ocasión llegara en vano.

Aunque ambos protagonistas provocaron con sus fantásticas utopías catástrofes monstruosas, su legado fue distinto. La derrota de Hitler en la guerra posibilitó que sus funestas ideas fueran repudiadas firmemente y, en Alemania y otros países, prohibidas legalmente. Sus huesos, recuperados por los rusos en su bunker en Berlín, fueron molidos y arrojados al río a principio de la década de 1970.

La momia de Lenin todavía se exhibe en la Plaza Roja de Moscú, sus ideas se difundieron por décadas y se llevaron a la práctica en varios países y aunque ahora están completamente desacreditadas, otra perniciosa variante del marxismo, la inventada por la Escuela de Frankfurt, ha logrado un éxito impresionante.


Publicado en Lampadia el 29/12/21

https://www.lampadia.com/analisis/otros/lenin-y-hitler-vidas-paralelas

martes, 12 de octubre de 2021

Respuesta a las injurias


 Respuesta a las injurias

Fernando Rospigliosi

        En los últimos días he sido blanco de múltiples ataques por haber realizado un trabajo para el partido Fuerza Popular (FP) el año pasado, consistente en una “Investigación sobre la inseguridad en el Perú, situación actual, problemática y propuestas de solución”, según los términos de referencia de FP.

        Obviamente las desaforadas agresiones se explican porque los puntos de vista que cotidianamente sustento a través de medios de comunicación y redes sociales (diario Expreso, Lampadia, El Reporte, El Pollo Farsante) son críticos a comunistas y caviares, en particular al actual gobierno y a los que lo respaldan.

        Nadie ha preguntado, por supuesto, en que consistió el trabajo. Solo repiten necedades como que “se realizó con fondos públicos” o que fue un regalo de FP.

        La consultoría fue pagada con el dinero que le entrega el Estado a todos los partidos legales y con representación de acuerdo a los votos obtenidos en la última elección. Eso establece la ley que, dicho sea de paso, fue promovida por los caviares, que han buscado restringir al mínimo el aporte privado a los partidos políticos.

        El uso del dinero lo decide cada partido en el marco de lo señalado en la ley.

        El trabajo para FP fue programado para cuatro meses (luego pidieron que lo entregue un poco antes) y tenía como propósito analizar la situación de la seguridad ciudadana y formular propuestas para establecer políticas públicas en este campo.

        El resultado fue un documento de cuatrocientas páginas entregado en los plazos establecidos y que contó con el apoyo de varias personas que trabajaron en las diversas fases del proyecto. Como en toda investigación académica, se revisó la bibliografía pertinente, se recopiló la información -en particular estadísticas, encuestas, presupuestos, normas legales y su evolución-, se efectuaron entrevistas en profundidad a personas que han desempeñado cargos relevantes en el Estado relacionados a la seguridad, se analizó el material y se formularon recomendaciones para establecer políticas públicas en un tema que constituye, sin duda, una de las prioridades nacionales.

        El índice del informe proporciona una idea de lo tratado:

La inseguridad en el Perú, situación actual, problemática y propuestas de solución

 

ÍNDICE

 

 

Resumen Ejecutivo

1.   Introducción

2.   Conceptualización

3.   La situación de la seguridad hoy

4.   La situación de las comisarías

5.   Policía comunitaria

6.   Serenazgo y municipios.

7.   La corrupción en la Policía Nacional

8.   Narcotráfico.

9.   Presupuesto Mininter y su ejecución.

10.       Presupuesto PJ y MP

11.       La situación de los penales.

12.       El ineficaz populismo penal

13.       ¿Es posible un cambio? Experiencias internacionales

14.       Conclusiones y recomendaciones. Distrito seguro.

15.       Anexo. Normas sobre seguridad ciudadana de gobiernos regionales y locales, del sistema nacional de seguridad ciudadana y la PNP.

 

Vale la pena precisar que desde el principio los representantes de FP me informaron que ellos tenían que reportar a los organismos electorales todo lo relacionado con sus gastos y que por tanto la información de la consultoría sobre seguridad sería pública. (En este caso nadie ha descubierto ningún secreto). Naturalmente yo sabía que cuando eso ocurriera sería objeto de ataques, como en efecto ha sucedido. La única sorpresa ha sido la intensidad de los mismos, explicables por el contexto de polarización política y por el hecho de que he asumido un punto de vista radical y crítico al gobierno. (En verdad, como casi siempre a lo largo de mi vida).

Evidentemente a ninguno de los que me han insultado se le ha ocurrido –ni se le ocurrirá- discutir el tema de la seguridad ciudadana, que fue analizado en el trabajo en mención, y con cuyos resultados formulé algunas propuestas en la campaña electoral. Eso no les importa en absoluto. Prefieren apoyar a un gobierno como el actual que no tiene la más mínima idea de cómo mejorar la seguridad y que solo está interesado en usar los cargos del gobierno –Ministerio del Interior, servicios de inteligencia- para favorecer los más deleznables y corruptos intereses particulares. E injuriar y descalificar a todo aquel que lo denuncie y desenmascare.

Esa es la calamitosa situación de la política peruana. Eso es lo que hay que cambiar.

Finalmente, solo queda agradecer a todos aquellos que me han expresado su solidaridad ante los ataques de la fauna caviar y comunista.

       

miércoles, 6 de octubre de 2021

Lepanto


 

Lepanto

Fernando Rospigliosi

        El domingo 7 de octubre de 1571, hace 450 años, la flota del occidente cristiano dirigida por Don Juan de Austria derrotó en Lepanto, Grecia, a la flota de los turcos otomanos, deteniendo la expansión del Islam en el Mediterráneo.

        El libro de Roger Crowley, “Imperios del Mar. La batalla final por el Mediterráneo 1521-1580”, describe el avance de los turcos y como fueron finalmente frenados en Lepanto.

        La gigantesca batalla involucró, en ambos bandos, unos 140,000 hombres y seiscientos barcos.

        Al centro de la flota cristiana estaban los españoles de Don Juan de Austria, medio hermano del rey Felipe II, en su buque insignia Real. En la Marquesa Miguel de Cervantes de 24 años comandaba un destacamento de soldados. (En realidad estaban mezclados hasta cierto punto españoles, venecianos y genoveses, pero predominaban en cada sector de la flota). A la izquierda los venecianos comandados por Agostino Barbarigo y a la derecha los genoveses por Juan Andrea Doria, sobrino del famoso almirante genovés Andrea Doria. Un cuarto escuadrón comandado por el español Álvaro de Bazán quedó en reserva para acudir donde fuera necesario.

        Poco después del medio día chocaron la nave insignia de Don Juan de Austria, Real, con la Sultana, del jefe de la flota turca Alí Pachá. Varias otras naves, cristianas y otomanas se arremolinaron en ese combate. Soldados de ambos bandos reforzaban constantemente esos buques. Los turcos abordaron la Real y los españoles la Sultana. Ese combate feroz duró más de una hora. Don Juan de Austria, que repartía mandobles con su espada en la proa de su embarcación fue herido de una cuchillada en la pierna. Alí Pachá fue muerto de un arcabuzazo, un soldado lo decapitó y su cabeza fue exhibida clavada en una pica. La bandera cristiana se izó en la Sultana.

        En la derecha las cosas no iban bien. Juan Andrea Doria era reticente a entrar en combate y a perder sus galeras, que él alquilaba a la flota cristiana. Si un buque se hundía, la pérdida era suya. El turco Uluj Alí, que se enfrentaba a Doria, lo superaba en habilidad y decisión. Estuvo a punto de derrotarlo, pero acudieron en su ayuda Don Juan de Austria y los venecianos que ya habían vencido a sus adversarios. Uluj Alí, viéndose perdido escapó, con parte de su flota (después se convirtió en un héroe para los turcos).

        En cuatro horas de batalla murieron 40,000 hombres (25,000 otomanos) y se destruyeron un centenar de barcos. Fueron liberados 12,000 esclavos cristianos que remaban en las galeras turcas.

        Lepanto, dice Crowley, “fue un acontecimiento trascendental que afectó el continente entero y capturó su imaginación.” Y agrega “la resistencia de Malta y la victoria de Lepanto detuvieron el avance otomano en el centro del mar”.

sábado, 11 de septiembre de 2021

Afganistán veinte años después

 

Afganistán veinte años después

Fernando Rospigliosi

 

        En 2001, los Estados Unidos enviaron pequeños destacamentos de las Fuerzas Especiales del Ejército y paramilitares de la CIA a Afganistán y en un par de meses derrotaron a los talibanes. Después empezó otra historia.

        A poco de conmemorarse la tragedia del 11 de setiembre de 2001, veinte años después –como el título de la novela de Alejandro Dumas-, los Estados Unidos evacuaron de manera ignominiosa Afganistán, abandonando a sus aliados y dejando un país peor del que encontraron.

Maletas con dólares y transmisores

        Al día siguiente de los atentados de Nueva York y Washington el presidente George W. Bush declaró la guerra a los terroristas y, cuando los talibanes se negaron a entregar a Osama Bin Laden, ordenó la invasión de Afganistan.

        Como cuenta Doug Stanton en su excelente libro “Soldados a caballo. Una extraordinaria historia de guerra del siglo XXI”, los militares norteamericanos no estaban preparados para eso. “Normalmente, en la estantería del Departamento de Defensa había un plan de contingencia para invadir un país [pero] no existía ningún plan de ese tipo para Afganistán: nada, ni un trozo de papel que describiera como se podía movilizar hombres y armas para tomar aquel lugar”.

        Pero Bush y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld querían acción inmediata. El general Tommy Franks, jefe del Comando Central de EE.UU. (CETCOM) –que dirigiría luego la fuerza multinacional que ocupó Afganistán-, dijo que se necesitarían 60,000 hombres y seis meses para hacerlo. Entonces el director de la CIA George Tenet propuso una alternativa de emergencia, enviar agentes de la agencia y efectivos de las Fuerza Especiales. Hicieron eso.

        El United States Army Special Forces Command (USASFC) tiene su sede en Fort Bragg y contaba en ese momento con 9,500 hombres en total, divididos en varias unidades. El encargado de Oriente Medio y África era el Grupo V.

Básicamente hay dos tipos de fuerzas especiales. Uno, por ejemplo los SEAL de la Marina –los que acabaron luego con Bin Laden- o la fuerza Delta del Ejército, pequeños grupos muy especializados con gran capacidad de acción militar. Dos, los Boinas Verdes, entrenados para captar, persuadir y ayudar a los enemigos del enemigo, organizarlos, instruirlos, equiparlos y combatir en guerra irregular.

        Los Boinas Verdes estaban muy venidos a menos luego de la guerra de Vietnam, pero esta vez cumplieron una labor decisiva en Afganistán.

        Los paramilitares de la CIA y los primeros hombres de las Fuerzas Especiales empezaron a llegar a Afganistán el 19 de octubre de 2001 y llevaban básicamente dos armas: maletas llenas de dólares y transmisores.

        Trabajaron sobre todo con la Alianza del Norte, una coalición de tribus y caudillos militares enfrentada con los talibanes, y también ayudaron a otros señores de la guerra. Los financiaron y orientaron en los combates.

        Los transmisores sirvieron para dirigir a los bombarderos que despegaban de los portaviones situados en el Océano Índico y en algunas bases relativamente cercanas. La USAF jugó un papel muy importante en la derrota militar de los talibanes que carecían de aviación.

        En tres semanas desde la llegada de la avanzadilla norteamericana, la Alianza del Norte tomó la importante ciudad de Mazar e Sharif, que precipitó el derrumbe talibán. En ese momento había menos de 50 militares norteamericanos sobre el terreno.

        Stanton resume así la situación al final de la misión: “aproximadamente 350 soldados de las Fuerzas Especiales, 100 agentes de la CIA y 15,000 soldados de la tropas afganas salieron victoriosos” derrotando un ejército de entre 50,000 y 60,000 talibanes. No obstante, desde mediados de diciembre les ordenaron abandonar el país y en los primeros meses de 2002, cuando todos terminaron de salir de Afganistán con la talibanes ya derrotados, EE.UU. había gastado apenas 70 millones de dólares en el empeño.

Construir un país, imponer la democracia

        Pero ese no fue el final de la historia, sino solo el comienzo. Los EE.UU. –y sus aliados occidentales- se empeñaron en construir un país, donde muchos historiadores y especialistas dicen que no existe una entidad de esa naturaleza, sino un conjunto de tribus, clanes y etnias que pelean entre sí, dentro de una frontera trazada artificialmente por las grandes potencias hace siglos. Y, más equivocados e imprudentes aún, quisieron establecer una democracia, imponiendo un sistema político a quienes no querían tenerlo.

        Académicos y políticos norteamericanos como Jeane Kirkpatrick, Samuel Huntington y Henry Kissinger han criticado esa obstinación de la política exterior norteamericana que, de un lado, defiende sus intereses, y de otro intenta imponer la democracia en lugares donde, según muestra la experiencia, no es posible hacerlo. Y este último propósito muchas veces es contradictorio con sus propios intereses y lleva a desastres, tanto para los EE.UU. como para los países y pueblos involucrados.

        Eso ha ocurrido en Afganistán y sucedió también poco después en Irak, donde derrocaron a un tirano brutal como Sadam Husein (no tenía armas de destrucción masiva y no albergaba a Al Qaeda), que mantenía el país unido y era un contrapeso a Irán en esa región. Hoy día –después de decenas de miles de muertos y miles de millones de dólares gastados- Irak no tiene una democracia, su pueblo está en la pobreza, y la influencia de Irán es dominante.

        O, después, en Libia, gobernada por un tirano demencial como Muamar Gadafi al que contribuyeron a derrocar, y hoy se está desintegrando, sumida en el caos y es refugio para terroristas.

        En ningún caso, esas intervenciones han significado una mejora significativa para los pueblos de esos países, que se han desangrado –y siguen desangrándose- en medio de la violencia. Por supuesto, no existe ningún régimen democrático en esos lugares. Los EE.UU. han perdido miles de vidas, han gastado inútilmente decenas de miles de millones de dólares y, no menos importante, han perdido credibilidad, sus aliados hoy día los miran con desconfianza –con justificada razón- y sus adversarios han avanzado en influencia.

        Esas lecciones no parecen permear ahora a los altos cargos del gobierno norteamericano.

        Es de esperar que en el futuro el análisis de los reveses ayude a corregir esos errores. El papel de los EE.UU. en el mundo, aunque disminuido en las últimas décadas, sigue siendo decisivo.

       


sábado, 26 de junio de 2021

Apaciguar al chavismo

Fernando Rospigliosi

 

        Algunos ingenuos creen que si los chavistas que acompañan a Pedro Castillo se hacen del poder serán neutralizados. Las palabras de algunos asesores recién llegados, que en realidad no tienen ningún poder de decisión, y absurdas especulaciones sobre las limitaciones legales que tendrían para plasmar sus planes dictatoriales, sirven para anestesiar a los incautos. Como si los comunistas tuvieran en consideración las “pelotudeces democráticas” a la hora de llevar adelante sus propósitos.

        En verdad, la historia está llena de ejemplos de cómo políticos y ciudadanos más experimentados y capaces que nuestras débiles y cortesanas élites, se dejaron engatusar por gente más destructiva todavía que la que hoy amenaza con arrasar al Perú.

        Un excelente libro del historiador británico Tim Bouverie, “Apaciguar a Hitler: Chamberlain, Churchill y el camino a la guerra” (Penguin Random House, 2021. Kindle) tiene algunas enseñanzas que es bueno recordar, salvando por supuesto las distancias.

        Muchos se burlaban de las limitaciones del nuevo líder de Alemania y jamás imaginaron que haría lo que hizo:

        “La figura de Hitler tampoco es que aterrorizara a los demócratas amantes de la paz. El Daily Telegraph se preguntaba cómo un hombre de aspecto tan anodino, «con ese ridículo bigotillo», podía resultar, para los alemanes, tan «atractivo e imponente». El News Chronicle, de filiación liberal, se burlaba del triunfo del «decorador de interiores austriaco», y el Daily Herald, de tendencias laboristas, se mofaba del «austriaco bajito y rechoncho que daba flácidos apretones de mano y tenía la mirada esquiva, los ojos pardos y un bigote a lo Charlie Chaplin». Nada, seguía diciendo el Herald, «en la carrera del pequeño Adolf Hitler, histérico como una niña y vanidoso como un divo del teatro, parece indicar que escapará al destino de sus predecesores en el cargo».”

        Ahora hay quienes se mofan de las limitaciones y la ignorancia del oportunista y mentiroso profesor de primaria, que es incapaz de responder una entrevista o hilvanar algunas ideas coherentes. O de las propuestas trasnochadas del corrupto jefe del partido. No entienden que individuos con esas limitaciones, pero inescrupulosos y ambiciosos, son capaces de embaucar a las masas, sobre todo en períodos de crisis, y luego llevar a un país a un desastre monumental.

        El sentimiento de culpa es otro de los temas que, hábil y tramposamente utilizados, se convierten en fuertes argumentos para justificar las tropelías de los que asaltan la democracia y la destruyen.

        “La sensación de que los aliados tenían la culpa por el ascenso de los nazis fue decisiva para la política del apaciguamiento. Si Reino Unido y Francia habían «creado» el nacionalsocialismo, entonces, lógicamente, podían «apaciguarlo» dando respuesta a las reclamaciones que lo habían hecho prosperar.”

        En verdad, como demuestra Bouverie, eso era falso. El Tratado de Versalles no fue tan oneroso como se hizo creer, sus duras condiciones se ablandaron con los años y finalmente se deshizo. El antisemitismo, el nacionalismo y el expansionismo estaban presentes antes de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y fueron usados y exacerbados por los nazis para llegar al poder.

        Acá se utiliza el fracaso del Estado –gestionado por izquierdistas en los últimos años- para justificar que los chavistas se hagan del poder. La corrupción de varios políticos –muchos de ellos izquierdistas- para justificar que un sentenciado por corrupción llegue al poder. La desatención de muchas regiones del país gobernadas por izquierdistas -elegidos por los mismos que votan por Castillo-, para echarle la culpa a la economía de mercado.

        Pero hay algunos intonsos que se dejan confundir y, culposos, creen que para apaciguar a los que explícitamente han sostenido que van a liquidar la democracia e imponer una dictadura chavista como la de Venezuela, hay que tolerar el fraude que han perpetrado y dejarlos hacerse del poder.

        La historia no les ha enseñado nada. Probablemente tampoco la conocen ni les interesa.

domingo, 7 de marzo de 2021

Vacunas inocuas


 Vacunas inocuas

Fernando Rospigliosi

 

        Una nueva denuncia de Beto Ortiz en Willax TV ha remecido hasta los cimientos a la coalición que gobierna el país desde hace varios años, antes con Martín Vizcarra, hoy con Francisco Sagasti. Esta vez es más grave todavía que la anterior, el caso de los cientos de personas que abusando de su poder o influencias se vacunaron irregularmente.

        Un segundo informe de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) sobre el estudio de las vacunas chinas, reveló que una de ellas, la de Wuhan, tenía una eficacia de 33.5% y la otra, la de Beijing, solo 11.5%. No se conoce el primer informe y el tercero no está listo todavía, como sostuvo el doctor Ernesto Bustamante en el referido programa, pero los resultados mostrados significarían que esas vacunas no cumplen los estándares mínimos exigidos en todo el mundo para aprobar el uso de una vacuna contra el coronavirus.

        Como era de suponerse, de inmediato la jauría al servicio de esa coalición se puso en movimiento insultando, mintiendo y amenazando, como han hecho siempre que se han visto apremiados con revelaciones que muestran su comportamiento deshonesto, inmoral y corrupto.

        Primero dijeron que el informe de la UPCH era falso, que había sido fabricado. Pero poco después la universidad admitió que era cierto.

        Segundo, dijeron que Ernesto Bustamante, un científico reputado, graduado en la misma UPCH y PhD por Johns Hopkins, una de las más prestigiosas universidades norteamericanas, ex jefe del Instituto Nacional de Salud, no sabía interpretar las cifras del informe. Una recua de ignorantes y neófitos leyó al revés los datos y aseveró que la vacuna china era extraordinaria y que Bustamante había leído mal. Por supuesto, no era verdad, solamente se trataba de una campaña de mentiras que, repetidas mil veces, buscaban crear confusión.

        Tercero, activistas políticos que operan como académicos universitarios y fungen de jueces de la verdad, sentenciando siempre que los medios adictos al Gobierno son creíbles y que los críticos no lo son, sostuvieron con enorme desparpajo que por haber aparecido en el programa de Beto Ortiz y en Willax esa información debería ser falsa.

        Es decir, al haber sido difundida en el mismo programa que denunció hace poco el vacunagate, que desenmascaró la podredumbre de los gobiernos de Vizcarra y Sagasti, la información carecía de veracidad. Solo si fuera propagada por los medios adictos al Gobierno, los que sobreviven gracias a la publicidad estatal y que han venido apañando durante años la inmundicia gubernamental, sería creíble.

        Por último, los ministros y voceros oficiosos que han intentado refutar la denuncia, se han limitado a explicaciones confusas, contradictorias y, eso sí, a proferir amenazas.

        Sin duda tienen razón en preocuparse y en tratar de acallar con mentiras y ataques a los que se han atrevido a desenmascararlos, porque en este caso su situación está seriamente comprometida. Probablemente van a tener el mismo destino que Vizcarra y sus cómplices.


Publicado en El Reporte el 7/3/21

domingo, 17 de enero de 2021

El difícil futuro del Apra

 


OpiniónDomingo, 17 de enero de 2021
El difícil futuro del Apra
Fernando Rospigliosi
Analista Político

El Partido Aprista Peruano, con casi un siglo de existencia está en uno de los peores momentos de su historia, mucho más complicado que en las feroces persecuciones de las décadas de 1930 o 1950, y de la más moderada pero igualmente complicada de la dictadura militar de la década de 1970.

En esas ocasiones el Apra tenía mucha mística y liderazgo. Hoy esas cualidades se han decolorado. En los 70 Víctor Raúl Haya de la Torre era conductor indiscutido de un equipo extraordinario, con Luis Alberto Sánchez, Armando Villanueva, Ramiro Prialé, Andrés Townsend y muchos otros políticos con conocimiento, capacidad intelectual y experiencia política práctica. Y una generación de jóvenes entre los que destacaban Alan García, Luis Alva Castro, Carlos Roca y varios otros.

La caída del Apra es un golpe a la institucionalidad democrática del país. Sería deseable que los dirigentes actuales recapaciten y sensatamente se pongan de acuerdo en recomponer el partido.

En esa época los partidos políticos -y sobre todo el Apra- reclutaban y formaban jóvenes militantes para que tomaran el relevo de las generaciones que se retiraban.

Yo asistí a una de las charlas de Víctor Raúl a un pequeño grupo de jóvenes no apristas, invitado por mi compañero de universidad Raúl Haya de la Torre, sobrino del líder, a principios de los 70. El local de Alfonso Ugarte bullía de gente y el Jefe iba todos los días, daba conferencias y dirigía actividades. Eso en una época en que la actividad política partidaria estaba prácticamente proscrita y cuando no había elecciones, ni cargos públicos a los que aspirar y el Apra era el blanco de los ataques diarios de la dictadura (“Apra, ultra, CIA, la misma porquería”, era la consigna oficialista).

Medio siglo después los partidos políticos casi se han extinguido y la política es más personalista aún que antes.

El Apra es uno de los pocos partidos que conservaba algo de organización e institucionalidad. Ahora que está a punto de perder la inscripción oficial -en parte por sus propios problemas internos, en parte por las absurdas trabas burocráticas electorales-, le va a ser muy difícil recuperarse.

Tanto porque la situación ha cambiado y hoy día la política y los partidos son rechazados y despreciados por una parte importante de la población, como por el hecho que el Apra carece de un liderazgo claro, condición indispensable para reconstituirse en los tiempos presentes.

Los dos líderes más visibles, Jorge del Castillo y Mauricio Mulder, no se llevan bien entre ellos y difícilmente pueden unificar las tendencias, como lo hicieron Víctor Raúl y Alan García en su momento. La desaparición de este último ha sido un golpe durísimo. Si él siguiera al frente probablemente no habría ocurrido lo que acaba de suceder.

En suma, la caída del Apra es un golpe a la institucionalidad democrática del país. Sería deseable que los dirigentes actuales recapaciten y sensatamente se pongan de acuerdo en recomponer el partido, para que pueda contribuir a superar una de las más graves crisis de las últimas décadas.

Publicado en

https://elreporte.com/2021/01/17/el-dificil-futuro-del-apra

jueves, 14 de enero de 2021

La justicia patas arriba

CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

La justicia patas arriba

  

El caso del chofer que atropelló intencionalmente a una inspectora de ATU y se dio a la fuga, fue atrapado por la policía y dejado en libertad por la fiscalía, es uno de los tantos casos que muestra que la justicia en el Perú está patas arriba.

Hace poco, dos cabecillas terroristas del Vraem que habían sido capturados el 12 de julio de 2019 cuando -según la policía- se disponían a atacar una comisaría en Huancavelica, fueron liberados por el Poder Judicial por exceso de carcelería. En este caso la culpa es tanto de la fiscalía que no presentó acusación luego de dieciocho meses, como de los jueces que pudieron haber extendido la prisión preventiva.

Según el especialista Pedro Yaranga, uno de los capturados era un mando importante, “a nivel militar, era el segundo hombre [del grupo de los Quispe Palomino], que planificaba las emboscadas, las incursiones armadas. Él es detenido por un trabajo eficiente de la policía en las vísperas de lo que tenía previsto incursionar en una comisaría y hacer un baño de sangre con 18 hombres”. (“RPP Noticias”)

La incompetencia de los operadores del sistema judicial es nefasta y todas las reformas que se han intentado hasta ahora han fracasado. Peor aún, muchas veces no han tenido como propósito real mejorar las cosas sino controlar políticamente el sistema, como la última que realizó Martín Vizcarra y la coalición que lo respaldaba.

Otros casos escandalosos son los de los disturbios de los últimos meses. Tanto en las manifestaciones promovidas por los vizcarristas, incluyendo al Partido Morado y todas las tendencias izquierdistas contra Manuel Merino, como en los bloqueos de carreteras en Ica y La Libertad, donde los vándalos cometieron delitos sancionados con prisión efectiva, no hay –que se sepa- detenidos ni procesados.

Los únicos acusados, tanto por el Gobierno de Francisco Sagasti como por sus cófrades de organismos internacionales, son los policías que arriesgaron su vida para cumplir su deber e intentar mantener el orden.

Es indignante, por ejemplo, el reporte de la oficina de DDHH de la ONU que dirige Michelle Bachelet que señala que en noviembre la policía hizo “un uso innecesario y excesivo de la fuerza”. En realidad, la policía se defendió a duras penas de la turba violenta, sin contar con los instrumentos adecuados, a pesar de lo cual impidió que los vándalos hicieran los que las muchedumbres realizaron en el Capitolio de Washington o el Congreso de Guatemala.

Dicen, además, que “las personas tienen derecho a reunirse pacíficamente” y que la policía las atacó con violencia. Eso, por supuesto, es absolutamente falso. Primero, la policía no disolvió a los manifestantes pacíficos, solo se defendió de los violentos. Y segundo, de acuerdo al estado de emergencia decretado por Vizcarra, todo tipo de concentraciones estaba terminantemente prohibido y nadie tenía derecho a reunirse.

En suma, la tendencia es la misma, el desastroso sistema de justicia peruano sigue protegiendo a los delincuentes.   

Publicado el 14/1/21 en @LampadiaOficial

domingo, 10 de enero de 2021

Otro zarpazo del populismo

 Otro zarpazo del populismo

Fernando Rospigliosi
Analista Político


Las imágenes de una turba invadiendo violentamente el Congreso de los Estados Unido para anular una elección legal, es algo que muchos no imaginamos ver nunca. Pero ocurrió. Y pudo suceder, sin duda, porque fue promovida y alentada por el mismísimo presidente de los EE.UU., Donald Trump.

Desde hace algún tiempo han ido apareciendo signos inquietantes de este fenómeno en todo el mundo, pero recién es en los últimos cuatro o cinco años que se está cobrando conciencia de la dimensión de la amenaza populista.

No es para menos. Trump se hizo famoso no por sus logros políticos sino por el reality show que condujo por varios años (nada que envidiar a Tiririca o Grillo).

En 2010, en Brasil, un payaso se lanzó como candidato a diputado diciendo que el no sabía nada del Congreso, pero si lo elegían se lo contaría a sus electores. Tiririca obtuvo millones de votos -es el segundo más votado en la historia de ese país- y sigue siendo diputado ahora.

El 2009 el cómico italiano Beppe Grillo fundó el movimiento Cinco Estrellas y el 2013 su partido obtuvo la mayor cantidad de votos en el Parlamento.

En varios otros lugares las cosas han ido peor cuando líderes populistas se han hecho del poder y han abusado de él. Y no solo se trata de Venezuela, sino de Turquía, Polonia, Hungría y un inquietante etcétera.

Lo de los Estados Unidos es paradigmático, no solo porque se trata de la democracia más antigua -y más sólida del mundo-, sino por el papel decisivo que han jugado en la defensa de la democracia en las dos guerras mundiales, en la derrota del comunismo y en su valor como ejemplo al resto de países y pueblos.

Hoy día se han convertido en blanco de las burlas de todos los dictadores del planeta, desde los ayatolas iraníes hasta los sátrapas venezolanos.

No es para menos. Trump se hizo famoso no por sus logros políticos sino por el reality show que condujo por varios años (nada que envidiar a Tiririca o Grillo). Estuvo inscrito en el Partido Demócrata, pero postuló por el Partido Republicano (¿suena conocido?).

Y captó mejor que nadie el enorme descontento de la población con los políticos y con las élites, así como la enorme frustración por el estancamiento de la mejora del nivel de vida de mucha gente.

Finalmente, se negó como cualquier caudillo populista, a reconocer su derrota y trató de enquistarse en el poder a la mala. La democracia norteamericana ha demostrado suficiente solidez, hasta ahora, para resistir el zarpazo populista. Pero a estas alturas nadie sabe hasta cuando lo hará.

Otrosí digo. Como suele ocurrir, los que acá apoyaron el populismo de Martín Vizcarra, su golpe inconstitucional al disolver el Parlamento, y la violencia de las turbas que intentaron asaltar el Congreso y que derrocaron a Manuel Merino, censuran el populismo de Trump, no porque es populismo, sino porque es de derecha. No son realmente demócratas, son izquierdistas oportunistas.

Publicado en @reporte_peru el 10/1/21


jueves, 7 de enero de 2021

La fractura de la coalición

CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

La fractura de la coalición

 

        Las críticas de varios connotados vizcarristas a su ex líder no deberían sorprender tanto. El problema que tienen es que con su inesperada postulación al Congreso, Martín Vizcarra amenaza con dividir los votos de esa coalición en las próximas elecciones, en las que se sentían seguros ganadores con algunos de los varios candidatos que tienen.

        En efecto, cuatro o cinco de los candidatos de esa coalición están en lugares expectantes de las encuestas. El mejor de los escenarios para ellos es, naturalmente, que dos de su grupo lleguen a la segunda vuelta, con lo cual tendrían asegurado un Gobierno que sea la continuidad de los de Vizcarra y Francisco Sagasti, probablemente profundizando su tendencia hacia la izquierda, destruyendo los pilares del crecimiento económico de las últimas décadas y quizás enrumbando al país en el desastroso camino de otros países de la región.

        Ahora con Vizcarra en la competencia esa posibilidad se debilita pues, si son ciertos los sondeos que se han publicado, el ex presidente podría obtener una importante votación a costa de otros postulantes de la coalición, aunque no le alcanzaría, por supuesto, para que su impresentable candidato a la presidencia entre a la ronda final.

        Es decir, la segunda vuelta podría estar al final entre uno de los candidatos de la coalición que ha gobernado (y sigue en el poder ahora), y otro que defienda el libre mercado, la democracia y -eso es lo más importante para muchos de ellos- no esté dispuesto a seguirles permitiendo disfrutar de las millonarias prebendas estatales de las que se han acostumbrado a vivir.

        Además Vizcarra, oportunistamente como siempre, se ha izquierdizado y ahora propone una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución. Ese es un tema que divide a esa coalición, pues aunque algunos de los más extremistas siempre lo han pretendido, no todos están de acuerdo.

        En suma, empezando esta accidentada e irregular campaña electoral, la situación se ha complicado para la coalición gobernante que, sin embargo, ha mostrado una enorme versatilidad para adaptarse y permanecer aferrada a la teta estatal, al tiempo que va minando las bases del progreso.

Publicado en @LampadiaOficial el 7/1/21


       

domingo, 3 de enero de 2021

Lo peor podría estar por venir

CONTROVERSIAS

Fernando Rospigliosi

Lo peor podría estar por venir

 

        Muchos han despedido el aciago 2020 con alivio. Un año desastroso en todo sentido, en el que debido a la incompetencia y corrupción del Gobierno de Martín Vizcarra el Perú se convirtió en el país con más muertos por millón de habitantes en el mundo y con uno de los peores desempeños económicos en el planeta. Pero se equivocan si creen que hemos tocado fondo. Las cosas podrían empeorar. Y mucho.

        La razón es muy sencilla. Lo que he denominado la coalición vizcarrista, que se las arregló para derrocar a Manuel Merino y seguir gobernando con Francisco Sagasti, tiene muchas posibilidades de hacerse del poder en las elecciones de este año.

        Esa coalición integrada por políticos, medios de comunicación, ONGs, estudios de abogados, intelectuales, consultores, opinólogos, etc. ha demostrado una enorme versatilidad y capacidad de adaptación.

        El ejemplo más cercano es el de Vizcarra, al que observaron con desconfianza pues llegó al poder aliado con el fujimorismo y desbancando a su jefe PPK, al que traicionó sin escrúpulos, y con el cual ellos ya se habían acomodado. Pero muy pronto se aliaron con Vizcarra y se olvidaron de PPK.

        Fue una alianza de intereses, como toda coalición. Destruyeron a la oposición, cerraron ilegalmente el Congreso, usaron descaradamente el sistema judicial para perseguir a los adversarios y protegerse ellos -sobre todo a Vizcarra- y concentraron el poder. Se siguieron beneficiando impúdicamente de la publicidad estatal, de los puestos públicos, las consultorías, etc. que es finalmente la argamasa que une a la coalición.

        En suma, Vizcarra y esa coalición se usaron y beneficiaron mutuamente y a ellos les ha ido muy bien mientras al Perú le ha ido muy mal.

        El resultado para el país ha sido calamitoso. A lo señalado al principio se ha añadido el desenfreno populista, tanto del Congreso que la coalición vizcarrista le regaló al país, como del Gobierno (el actual y el anterior), y el incentivo a que turbas violentas se apoderen de calles y carreteras, sumado por supuesto al maltrato a la Policía Nacional por Sagasti y sus secuaces.

        Hoy día la probabilidad de que esta misma coalición gane las elecciones -por las buenas o por las malas- es muy alta. Es decir, por lo menos cinco años más de lo que hemos vivido en el último tiempo: pésima gestión gubernamental, mucha corrupción y progresiva destrucción de los pilares del crecimiento económico de las últimas décadas.

        Los más izquierdistas dentro de esa coalición son los que más avanzan, tienen iniciativas y decisión. Y sinvergüenzas como Vizcarra no tienen problema en sumarse a ellos. Por ejemplo, ahora también quiere una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución. (“La República”, 2/1/21).

        Todavía hay posibilidad de detenerlos e impedir que terminen de arruinar el país. No será fácil, pero hay que intentarlo y sumar fuerzas para ello.


Publicado en El Reporte el 3 de enero de 2021

https://elreporte.com/2021/01/03/lo-peor-podria-estar-por-venir