CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Las
responsabilidades de la coalición vizcarrista
Hoy día hasta los más fanáticos vizcarristas
de ayer, señalan los desastrosos errores del pasado Gobierno y exigen que se juzgue
a los culpables. Eso está muy bien.
Pero no hay que olvidar que la
catástrofe era perfectamente previsible y que esa nefasta coalición vizcarrista,
que incluyó a la mayoría de medios de comunicación nacionales y corresponsales
internacionales, analistas, intelectuales y muchos políticos, incluyendo a los
que hoy gobiernan desde el Poder Ejecutivo y el Congreso, respaldaron al cien
por ciento a Martín Vizcarra y sus secuaces, cubriéndolos de elogios
desmesurados y permitiendo que llevara al Perú a la ruina sanitaria y
económica.
Las recientes cifras publicadas por el Financial Times reiteran que el Perú es
el peor país del mundo en muertos por habitante.
Acá algunos extractos de los artículos
que publiqué en El Comercio al
principio de la crisis advirtiendo lo que nos esperaba, como muestra de que lo
que hoy vivimos era perfectamente previsible y pudo haberse evitado. Pero,
insisto, no sólo Vizcarra y sus compinches son los responsables. Si en lugar de
un coro de adulones, los medios de comunicación, los políticos, etc. hubieran
señalado los errores quizás se hubiesen evitado algunos de los excesos más dañinos
de ese pésimo Gobierno.
En el primer artículo que publiqué en la
pandemia advertía el desastre que se avecinaba:
El impacto devastador
del coronavirus
14 de marzo 2020
Aunque
el gobierno y la mayoría de medios de comunicación, dizque por responsabilidad,
están tratando de minimizar el impacto del coronavirus en el Perú, en realidad
va a tener efectos devastadores sobre la población y la economía peruana.
Un país pobre con un
Estado congénitamente ineficiente no tiene posibilidades de enfrentar con éxito
una crisis como la actual. Menos con un gobierno incompetente como el de Martín
Vizcarra.
Las decisiones
inevitables y las inútiles
21 de marzo 2020
Otro
aspecto característico de la actual crisis es la explosión de sobonería al
presidente y al gobierno –alguna rentada y otra espontánea-, que ha estallado
en medios y redes.
Resulta
ahora que un gobierno reconocido como incompetente hasta por sus propios
partidarios hace todo lo correcto y toma siempre las decisiones adecuadas. Una
transformación milagrosa.
En realidad el costo
de aceptar a ciegas todo lo que dispone el gobierno es alto, porque los errores
se pagan y, como siempre, los que suelen hacerlo son los ciudadanos y no los
gobernantes. Pero ya sea por interés o por el antiguo espíritu servil que Simón
Bolívar atribuyó a los habitantes de estos lares, la tendencia casi unánime es
a aprobar y aplaudir.
Cuando terminó, el
virus aún seguía allí
11 de abril 2020
Insisto,
si eso [la cuarentena] fuera suficiente para acabar con la pandemia, podría
justificarse. Lo trágico es que no será así. Cuando finalice la inmovilización,
el virus volverá inevitablemente a expandirse y encontrará más débiles a muchos,
con menos defensas y sin posibilidad de obtener ingresos.
Parafraseando
a Augusto Monterroso, cuando termine la cuarentena, el coronavirus todavía seguirá
allí (y se propagará más rápido).
Incubando el desborde
social
25 de abril 2020
Lo
que vendrá, además de la inevitable expansión del virus, es un desborde social
difícil de contener que, como ya se puede vislumbrar, el gobierno y los
políticos que compiten con él en populismo tratarán de esquivar con políticas
más desastrosas aún.
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