Fernando
Rospigliosi
En uno de sus monólogos del mediodía, el
presidente Martín Vizcarra sostuvo que alguien había premiado al individuo que
se hace llamar Richard “Swing” por su participación en la campaña electoral de
PPK el 2016. Eso no es verdad.
No cabe ninguna duda, por supuesto, que
ese alguien que ha ordenado que seis sucesivos ministros de Cultura contraten a
Swing nueve veces por un total de S/. 175,000 es el propio Martín Vizcarra que,
como es habitual en él, no ha asumido su responsabilidad sino la ha desviado
hacia otros.
Pero también hay que tener en cuenta
otra de las
características de Martín Vizcarra: no tiene lealtades con nadie.
Es decir, no se puede creer que estuviera pagándole un favor de hace 4 años a
Swing con un contrato de S/. 30,000 en abril de 2020, en plena crisis del
Covid-19. Tampoco el pago de un supuesto favor en la campaña de 2016 explica el
viaje de ese sujeto a Canadá precisamente cuando Vizcarra era embajador allá.
En otras palabras, si es que el poco
leal Vizcarra estaba, por alguna razón, dispuesto a retribuir un favor del
2016, quizá se explicaría un contrato cuando él se convirtió en presidente.
Pero ¿nueve contratos con seis ministros desde abril de 2018 hasta abril de
2020? Es sencillamente increíble.
La única explicación es que Swing ha estado
brindando algún tipo de servicios al presidente durante los últimos años y éste
le ha estado pagando no de su bolsillo sino con el dinero de todos los
peruanos. ¿Qué servicios? Eso es lo que habría que investigar.
Martincito resultó ser una tremenda loca comunista.
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